sábado, 11 de julio de 2009

Retos de la globalizaciòn

.

América Latina: estrategias para enfrentar los retos

de la globalización

DAVID SCOTT PALMER

Aunque la asimetría y la dependencia

siguen condicionando su desarrollo,

América Latina ha implementado una

serie de estrategias para enfrentar los

retos de la globalización: la negociación

de tratados de libre comercio,

la diversificación de los mercados para

sus exportaciones, los estímulos a los

productos no tradicionales y las

iniciativas regionales o subregionales

de construcción de mercados comunes.

Incluso aquellos gobiernos que rechazan

los efectos de la globalización no tienen

más remedio que mantenerse dentro de

ella, aunque enfatizando el rol del Estado.

En suma, las estrategias para insertarse

en el mundo no suponen una novedad

absoluta, sino más bien un intento

de acomodarse mediante iniciativas

pragmáticas y realistas que permitan

lograr los objetivos nacionales a través

del aprovechamiento de los espacios

que hoy ofrece la globalización.

Introducción

S

i definimos la globalización como un proceso de acercamiento físico entre

los países y los pueblos del mundo en términos de comunicación, comercio y

cultura, es bastante obvio que su dinámica internacional resulta inevitable.

Todos tenemos que responder a ella, tanto individual como institucionalmente.

Este artículo es copia fiel del publicado en la revista

NUEVA SOCIEDAD
No

214,

marzo-abril de 2008, ISSN: 0251-3552,

.

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La globalización tiene varias causas, entre las cuales quizás la más importante

sea la «revolución» comunicacional de los últimos 20 o 30 años: el transporte,

las telecomunicaciones y la expansión de internet.

No hay forma de que América Latina escape a este proceso global, aun si quisiera

hacerlo. En otras palabras, el rechazo a la globalización no es una opción

en el mundo actual. Para los países latinoamericanos, entonces, el reto es cómo

y de qué forma aprovechar sus elementos positivos y reducir los efectos

negativos. Parte del problema radica en que los elementos principales de la

globalización, incluida la tecnología que ha generado su extraordinaria aceleración,

no se han originado en el Sur sino en el Norte, y tanto los pueblos del

Sur como sus gobiernos se encuentran sometidos a sus efectos sin capacidad

para controlarlos. Esta percepción alimenta la reacción contra la globalización

que hemos visto en los países de América Latina en los últimos años.

También hay que tomar en cuenta el contexto político y económico latinoamericano,

que ha cambiado en forma dramática respecto de los 60 y 70. Uno

de los resultados de estos cambios es una mayor capacidad de respuesta de

parte de los gobiernos de la región hacia los retos del mundo globalizado.

Desde el punto de vista político, la democracia se ha generalizado en casi todos

los países. Y, a pesar de sus múltiples dificultades, se ha mantenido y ha

logrado rutinizarse electoralmente, con partidos de oposición capaces de ganar

elecciones y asumir el poder por esta vía. Una de las implicancias de la

transición del autoritarismo a la democracia es que las inquietudes y los rechazos

a la globalización pueden expresarse electoralmente y producir gobiernos

que defienden programas y estrategias que buscan responder a los

efectos que ella produce en el ámbito nacional.

En cuanto a la economía, casi todos los gobiernos democráticos han implementado

un modelo liberal que incluye la reducción de las barreras aduaneras,

la privatización de las empresas estatales, el impulso a la inversión, tanto

extranjera como nacional, y la formación o expansión de las bolsas para

fortalecer los mercados financieros. Estos cambios contribuyeron a la recuperación

del crecimiento económico en los 90, después de la «década perdida»

de los 80, en el inicio de una dinámica que se ha mantenido, e incluso acelerado,

en los primeros años del nuevo milenio.

En suma, una combinación de modelo económico neoliberal con mecanismos

democráticos que permiten correcciones en las políticas públicas cuando la

sociedad así lo exige. Así podemos apreciar lo que Jorge Castañeda ha definido

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como la «marea rosa» (

pink tide

) que se ha manifestado en varios países, entre

ellos Venezuela, Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia y Ecuador, donde han

triunfado fuerzas de izquierda que cuestionan la globalización y sus efectos

negativos en sus naciones, mientras que en otros países, como México

y Perú, fuerzas de estas características perdieron las elecciones por escaso

margen. A pesar de esta ola de apoyo popular a la izquierda, que

cuestiona el modelo económico neoliberal y la globalización, ninguno de

los gobiernos lo ha rechazado por completo. En este contexto, el gran desafío,

tanto para los líderes de izquierda como para los gobiernos de centro

o de derecha, es el siguiente: ¿cómo aprovechar las dinámicas de la

globalización para obtener los mayores beneficios posibles y evitar sus

efectos negativos?

Marcos analíticos

Al evaluar las posibles estrategias de los gobiernos latinoamericanos, dos

marcos analíticos –la asimetría y la dependencia– permiten un enfoque centrado

en las posibilidades actuales. La

asimetría parte del análisis de las diferencias

económicas entre los países centrales

como

EEUU

, con su consiguiente

capacidad de proyectar su poder, y los

países más pequeños, con capacidades

más reducidas, como los de América

Latina. Por su parte, la idea de dependencia,

formulada originalmente por

intelectuales latinoamericanos y muy

de moda en los 60 y los 70, pone el énfasis en el modo en que las relaciones

económicas Norte-Sur tienden a desfavorecer a los países más chicos.

La aplicación de estos marcos analíticos a realidades concretas arrojaba

siempre la conclusión de que los países pequeños se encontraban tan subordinados

a las políticas de las naciones más grandes que directamente

carecían de la capacidad para construir sus propias estrategias; es decir,

que estaban condenados a un juego de suma cero. Desde esta óptica, la

globalización actual es una manifestación más del control del Norte sobre

el Sur.

Pero si partimos de la idea de un juego de suma positiva, que incluye la opción

de que los participantes puedan ganar, cabe contemplar, aun dentro de

Al evaluar las posibles

estrategias de los gobiernos

latinoamericanos, dos marcos

analíticos –la asimetría

y la dependencia– permiten

un enfoque centrado en las

posibilidades actuales

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un contexto de asimetría y dependencia, la alternativa de que los más pequeños

construyan espacios de maniobra propios. Esto les permitiría formular

políticas que, aunque siempre en el marco de dinámicas formuladas desde

afuera, no se encuentran totalmente subordinadas a ellas, lo cual implica que

son capaces de lograr sus propios objetivos sin convertirse en meros objetos

de la política de los actores más grandes. Por supuesto, los países grandes

también se benefician de la relación, aunque, por el principio de la asimetría,

obtienen menos beneficios en términos relativos que los pequeños debido al

tamaño mucho mayor de sus economías.

Algunas estrategias factibles

Una de las estrategias que los gobiernos de los países latinoamericanos pueden

seguir es la negociación de tratados de libre comercio con un país o un bloque

más grande, como

EEUU o la UE

, para aprovechar las ventajas de un mercado más

amplio. La ampliación del mercado externo estimula la economía local y permite

mejorar tanto el empleo como los ingresos fiscales. Y produce efectos positivos

adicionales en la medida que también facilita la inversión extranjera.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (

TLCAN

), firmado entre

Canadá, México y

EEUU

a principios de los 90, así como los diversos acuerdos

suscriptos por Chile, han producido un efecto neto de por lo menos un punto

anual adicional de crecimiento para ambos países. Si bien todavía no se

puede concluir un análisis de los efectos del Tratado de Libre Comercio de

América Central y la República Dominicana (Cafta-

DR

, por sus siglas en inglés)

con

EEUU

, así como del que firmó Perú, las proyecciones de los beneficios

son similares a las de Chile y México.

La segunda estrategia posible para los países del Sur se basa en la expansión

de los mercados regionales e internacionales para diversificar la exportación

de sus productos y las fuentes de importaciones y de inversión extranjera.

La emergencia de China como consumidor de los productos primarios de

América Latina y como proveedor de manufacturas abre posibilidades para

una importante diversificación comercial. Otros países y bloques, como la

India, Japón y la

UE

, también ofrecen oportunidades que algunas naciones,

entre ellas Chile, Perú, México, Brasil y Venezuela, están comenzando a

aprovechar.

Una tercera estrategia factible es la expansión de las relaciones económicas y

los lazos políticos entre los países del Sur. El Mercosur, que conforman Brasil,

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Argentina, Paraguay y Uruguay, y la Comunidad Andina, que integran

Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, son dos ejemplos de este camino. Estos

acuerdos subregionales facilitan la expansión de los mercados, manteniendo

al mismo tiempo la independencia respecto de los grandes países

del Norte. Otro ejemplo en esta perspectiva es el Banco del Sur, recientemente

creado, que cuenta con Venezuela y Brasil como sus principales

promotores y que tiene el propósito de facilitar el flujo de capitales sin las

restricciones propias de los préstamos de las instituciones financieras internacionales.

La iniciativa responde a la percepción de que el Fondo Monetario

Internacional (

FMI), el Banco Mundial (BM

) y el Banco Interamericano

de Desarrollo (

BID

) se encuentran sometidos a los criterios financieros de

los países centrales, especialmente de

EEUU

. Y esto también se refleja en la

política económica de países como Brasil y Argentina, que en los últimos

cinco años, gracias al crecimiento económico y la expansión de las exportaciones,

han logrado importantes superávits que les han permitido saldar

sus deudas con el

FMI

para librarse de sus condicionamientos.

Una cuarta estrategia, iniciada en algunos países latinoamericanos en los últimos

10 o 20 años, es la diversificación de las exportaciones mediante el impulso

a los productos no tradicionales. En línea con los esfuerzos de algunos

gobiernos para estimular el crecimiento económico a través del incremento

de las exportaciones (

export-led growth

), países como Brasil, Chile, México y

Perú, entre otros, han logrado avances económicos impresionantes. Además,

el auge de los precios internacionales de los productos primarios, entre

ellos cobre, oro, hierro y petróleo, productos agropecuarios como la soja,

los granos y las frutas, así como el ganado, han estimulado el crecimiento

de casi todos los países de la región. Pero, más allá de las ventajas derivadas

de los altos precios internacionales, algunos países están incorporando

nuevas tecnologías, como la elaboración de etanol a base de caña de

azúcar, para responder a la demanda, tanto nacional como internacional,

de alternativas energéticas.

La diversificación de las exportaciones, junto con el alza de los precios internacionales,

generó un aumento de los recursos fiscales. Esto ha permitido

el aumento del gasto gubernamental en ciertos programas prioritarios,

sobre todo sociales. El alto índice de pobreza y de pobreza extrema, que se

incrementó dramáticamente a partir de la crisis de los 80, es el principal reto

de América Latina. Hoy, sin salirse del marco de las políticas económicas

basadas en la liberalización del mercado, muchos países han logrado

incrementar en forma significativa el gasto social, sobre todo en educación,

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salud, seguridad social y programas

de asistencia directa. Si

bien todavía falta mucho por

hacer, América Latina ha logrado

una reducción importante de

los índices de pobreza –y, sobre

todo, extrema pobreza– en los

últimos cinco años.

En fin, mediante una combinación de estrategias en el marco de la globalización,

la mayoría de los gobiernos de América Latina ha podido responder a

los nuevos retos y mejorar su situación económica. Estos resultados positivos,

si se mantienen, sugieren que el modelo económico neoliberal adoptado hace

ya 15 años, junto con las estrategias destinadas a aprovechar las ventajas de la

globalización, han permitido mejorar la situación económica de los países,

aun en un contexto de asimetría y dependencia.

Una estrategia alternativa

Algunos países, como Venezuela, Bolivia y Ecuador, buscan una respuesta

diferente en el marco de lo que Hugo Chávez ha llamado «socialismo del

siglo

XXI

». La esencia de este esquema es el aumento del control interno del

gobierno sobre sus recursos naturales y estratégicos como la mejor forma

de conseguir mayores beneficios para sus ciudadanos. Es una manera viable

de proceder, pero también riesgosa, pues requiere capacidad técnica y

fuentes de capital más allá del sector privado y las instituciones financieras

internacionales.

Hasta ahora, solo Venezuela cuenta con excedentes de capital, generados por

el alto precio del petróleo, que le permiten implementar inversiones y programas

sociales internos y también apoyar a países como Bolivia, Ecuador, Argentina

y Nicaragua, que comparten la misma perspectiva de expansión estatal.

Los pequeños países del Caribe también se han beneficiado del petróleo

barato ofrecido por Venezuela. Por otro lado, el ya mencionado Banco del Sur

es una iniciativa importante impulsada por Venezuela, al igual que las propuestas

de inversiones en ambiciosos proyectos de infraestructura, como

gasoductos regionales, o programas locales de desarrollo, a través de la Alternativa

Bolivariana para las Américas (

ALBA

). Con estas iniciativas, Venezuela

intenta construir una alternativa a las inversiones privadas y los préstamos

de las instituciones financieras internacionales.

Hoy, sin salirse del marco

de las políticas económicas

basadas en la liberalización

del mercado, muchos países

han logrado incrementar en forma

significativa el gasto social

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A pesar de las posibilidades que estos proyectos ofrecen, sobre todo como

una opción más para la diversificación de las relaciones internacionales, lo

cierto es que todas ellas se desarrollan en el marco internacional de la globalización,

en el cual predomina el sector privado. Y hasta el momento, en ninguno de

los países que buscan un camino alternativo (ni siquiera en Venezuela) se ha

registrado una disminución de las actividades comerciales internacionales, y

ninguno ha dejado de aprovechar los beneficios que de ellas derivan.

En suma, la retórica antiglobalización no ha llegado a concretarse en hechos,

más allá de los ajustes internos que apuntan a un mayor papel del Estado en

la economía. Pese a ello, en la medida que los altos precios internacionales del

petróleo se mantengan y Hugo Chávez siga en el poder, la nueva modalidad

de socialismo puede seguir siendo una alternativa para algunos países de la

«marea rosa». Pero ninguno de estos dos factores está asegurado en el futuro.

Además, todos los países seguirán moviéndose en la realidad de la globalización,

que limita las posibilidades de transformación hacia el socialismo, por más

nuevo que sea. La perspectiva más probable en estos tres casos, entonces, es la

creación de economías mixtas adaptadas al mundo globalizado.

En suma, a pesar de las formulaciones analíticas e ideológicas que señalan lo

contrario, y aun en un contexto de asimetría y dependencia económica, América

Latina cuenta con ciertos espacios de maniobra. Parte de la explicación

del fracaso del modelo económico que culminó en los 80 radica en las políticas

económicas estatizantes aplicadas por gobiernos generalmente autoritarios

que se negaban a aceptar los márgenes de acción que existían, incluso en

un marco de asimetría y dependencia. En las décadas de 1960 y 1970 se logró,

es cierto, una reducción de la dependencia económica, sobre todo comercial

y de inversiones, pero al costo de limitar las oportunidades internas, lo cual

dificultó la generación de ingresos fiscales y la atracción del capital necesario

para mantener y expandir el modelo. Este fracaso explica en buena medida la

búsqueda de nuevas opciones económicas y políticas que derivó en la implementación

de reformas de mercado y el avance de los procesos democráticos

en las últimas décadas. Este doble camino, transitado en forma paralela a la

extensión de la globalización, genera nuevas y mayores posibilidades para

los gobiernos de América Latina.

Conclusiones

Las estrategias seguidas por la mayoría de los gobiernos latinoamericanos para

lograr sus metas en el contexto de la globalización incluyen la negociación de

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TLC

, la diversificación de los mercados para sus exportaciones y las fuentes externas

de inversión, los estímulos a los productos no tradicionales y las iniciativas

regionales o subregionales de construcción de mercados comunes.

Aunque todavía están siendo implementadas, estas iniciativas representan

respuestas positivas a las oportunidades abiertas tanto por la globalización

como por los cambios internos registrados. Esta estrategia, junto con el aumento

de la demanda de los productos primarios tradicionales, ha producido

un crecimiento económico impresionante, que genera ingresos fiscales suficientes

para un incremento del gasto social.

Desde el punto de vista político, la rutinización de la democracia en casi todos

los países de la región ha permitido ajustar las políticas públicas cuando

los gobiernos no responden a las prioridades populares. Esto ha propiciado el

ascenso de líderes con propuestas diferentes, incluyendo aquellos que proponen

alternativas a la globalización, como Hugo Chávez en Venezuela, Evo

Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador, que impulsan un fortalecimiento

del rol del Estado en la economía y la aplicación de condiciones más

estrictas a los inversionistas privados. En el fondo, sin embargo, todos ellos siguen

funcionando en el marco de la globalización, aunque con un mayor énfasis

en el papel del Estado.

En suma, las estrategias de los gobiernos latinoamericanos para responder a

la globalización no suponen una novedad absoluta, sino más bien un intento

de acomodarse a su dinámica mediante iniciativas pragmáticas y realistas que

permitan lograr sus objetivos nacionales a través del aprovechamiento de los

espacios que hoy ofrece el mundo. Estas estrategias reflejan el reconocimiento

de que los países de la región, aunque incapaces de cambiar la naturaleza

misma de la globalización, cuentan con buenas oportunidades para avanzar

en sus objetivos nacionales. Los datos más recientes indican que han tenido

cierto éxito y sugieren una continuidad, aunque por supuesto condicionada al

respaldo popular en los procesos electorales que, afortunadamente, ya son rutina

en casi toda América Latina.

Caracteristicas principales del Subdesarrollo

Las Características Principales del Subdesarrollo

En si, las características que acosan a los países menos desarrollados son vastas. Nombrarlas a todas sería un largo camino, por eso nuestro cometido es explicar las más esenciales de estas naciones desfavorecidas. De esta manera, es preciso aclarar que vamos a seguir los rasgos principales que marcaron os siguientes autores: Paul Krugman y Maurice Obstfeld; Victor Becker y Francisco Mochón; y Ramón Tamames. Cada uno en sus respectivos libros sobre la Economía, para indicar a estos países como subdesarrollados.

Así, consideramos atractivo a la vista del lector que, además de las particularidades aportadas por estos autores, se les agreguen algunas más, que a nuestro entender son elementales en torno al tema tratado. Entonces, las características que subsisten en éstos países poco afortunados, no siendo estas jerárquicas, son las siguientes:

Mercados Financieros Acorde con sus Economías;

Intervención Estatal en la Economía;

Constante Impresión de Dinero;

Transacciones Financieras Estrictamente Controladas;

Exportaciones Dependiente;

Elevada Población;

Escasez de Capital Físico;

Distribución de la Renta; y

Estructura Económica.

1. Mercados Financieros Acorde con sus Economías. Comúnmente, las naciones menos desarrolladas económicamente, escasean en unos mercados financieros que le sean de sustento ante una crisis, impensada o no, que sacuda la estructura económica real de los países. Dentro de esta área, nos encontramos muy a diario con escaso dinero para realizar las inversiones necesarias para las industrias y empresas radicadas en ellos.

Los préstamos están totalmente controlados por la administración estatal, que regula a sus gustos y preferencias, con la aplicación a la baja o alta de los tipos de interés. De esta manera, por lo general con tipos de interés bajos, ejercen el control para que los créditos fluyan hacía los sectores que se quieren favorecer, pero carecen totalmente de una planificación que les muestre de manera ordenada a que sectores favorecer. Pues en estos países, se favorecen a sectores que apoyan a los gobiernos, mientras que excluyen a los menos poderosos y que no aportan su cuota al Estado.

Estos tipos de interés baratos, ocasionan una salida (y no entrada) de capital hacía los mercados más desarrollados. Así, se licua el ahorro nacional y se destina a otras actividades extranacionales, cuando se tendrían que conseguir que se inviertan en sus respectivos países para poder hacer frente a distintos compromisos.

Esto, generalmente, ha generado una cultura del “no ahorro” nacional, pues no existen activos financieros de altos rendimientos en las regiones en vías de desarrollo. Y, así, se es muy difícil financiar la inversión interna con capital propio.

2. Intervención Estatal en la Economía. Normalmente, los gobiernos de los países menos desarrollados, tienden a intervenir en sus economías con la filosofía de que la influencia es mejor para “tapar” las fallas del mercado; pero muy a menudo se olvidan de que el estado también tiene fallas, y éstas, suelen ser muy perjudiciales para la sociedad en su conjunto.

Es común encontrar, en cantidad, las regulaciones que sucumben a la economía con la mayoría de empresas nacionales de origen público, dando procedencia a cierto déficit insolventes a largo plazo. Pero, recordemos, en las últimas décadas han acaecido una corriente masiva de privatizaciones, con las ventas desmedidas de las empresas estatales, que cambio la estructura económica de la mayoría de los países, generando para algunos perjuicios y para otros, los que hicieron mejor las cosas, beneficios.

Esta ola privatista, generó una enorme masa de capitales, que ingresaron a los países menos desarrollados, que fueron utilizados para tapar ciertos “agujeros” que la economía de cada nación presentaba. Así, los beneficiarios fueron, entre otros, el sector servicio. En cambio, el más perjudicado, uno de los tantos, fue el sector mano de obra.

El objetivo primordial que perseguían los defensores de la apertura económica en los países subdesarrollados, aplicaban la fórmula de que esto generaría mayor eficiencia en las empresas privatizadas, obteniendo el mayor rédito los consumidores, desde el punto de vista de la asignación de los recursos.

3. Constante Impresión de Dinero. Uno de los temas que más se ha debatido tanto en el ámbito internacional como en la esfera local de cada una de las naciones, ya sea desarrollada o en desarrollo, fue el de la inflación. Pues, ésta, estuvo presente en la vida de las naciones, sobre todo en estos años analizados, con la incipiente hiperinflación devenida de ella.

En realidad, la inflación, ese mal que aqueja a lo más pobres antes que nada, viene a costilla de que el gobierno, de los países menos desarrollados, debe emitir para cubrir sus compras de bienes y servicios, y sus pagos a empleados estatales, generando un aumento de la cantidad de dinero en la economía. Entonces, la emisión aumenta la base monetaria logrando que los precios empiecen la corrida hacía el alza, pues se aumenta el consumo de bienes en la economía.

Así, la constante impresión de dinero por parte de la autoridad monetaria de cada país, conduce a la inflación, produciendo una pérdida a los poseedores de dinero. Estos persistentes aumentos generalizados de los precios al alza, han ocasionado un cambio de postura de los gobernantes. Y, los cambios acometidos, terminaron produciendo una importante reducción de los precios, con una continuidad de mantenimiento durante toda la década del noventa, por ejemplo en la Argentina y su Plan de Convertibilidad del Dr. Domingo Cavallo.

4. Transacciones Financieras Estrictamente Controladas. En los países en vías de desarrollo, comúnmente, controlan la mayoría de las transacciones financieras que se desarrollan dentro de su jurisprudencia. Esto ha generado una mercado paralelo, donde se realizan muchas de las transacciones sin la intervención directa del poder gobernante.

Se verá que una de las restricciones que frecuentemente se han escuchado es mantener un tipo de cambio flexible con flotación sucia, ya que se los controla para que queden aparejados al nivel deseado por las autoridades, por medio de constantes mini devaluaciones o revaluaciones de la moneda.

Otra de las restricciones es que, en cierta medida, las monedas de estos países no son convertibles, o sea, no son intercambiadas con frecuencia en el mercado internacional con toda facilidad. Así, queda todo en manos de las autoridades pública, para que cualquier ciudadano que desee moneda de otro país, deba intercambiarla con estos.

De esta manera, las transacciones más relevantes de la economía en cuestión quedan controladas por las autoridades nacionales, dejan un breve espacio para la libertad de los mercados.

5. Exportaciones Dependiente. Claramente, este es un aspecto que marca la historia de estos países. Desde comienzos inmemoriales, las naciones menos desarrolladas han dado sus producciones a los países especialmente desarrollados.

En si, la mayor parte de los países en vías de desarrollo producen gran cantidad de productos relacionados con los recursos naturales y agrícolas. Con ello, estos países poseen una dependencia estrechamente afectada por el precio de las materias primas, precio que oscila frecuentemente, creando subas y bajas constantes de los mismos.

Claro esta que los países que son dependientes de las exportaciones primarias, que sus precios viven oscilando día a día, están atados a las incertidumbres del mercado internacional. Esto, perjudica a los productores y a la sociedad en su conjunto, ya que depende del precio internacional y no pueden modificarlo, cosa que no ocurre en los productos industrializados.

Definitivamente, si los precios fueran más constantes, existiría una economía menos dependiente de las exportaciones primarias. Y, probablemente, las estructuras productivas podrían mantenerse a largo plazo, con un crecimiento más prolongado.

6. Elevada Población. Las naciones menos favorecidas en torno a la cuestión económica, tienen un gran problema de población. Es que existe un número creciente de personas, por la fuerte tasa de natalidad, que contienen estos países. Así, el mismo es un factor determinante del subdesarrollo.

Entonces, lo éste genera es una gran masa de personas improductivas y desocupadas, ya que no encuentran actividad donde desempeñarse productivamente, por la carencia de un entramado económico acorde a la cantidad de personas. Estas cuestiones de infecundidad e inacción dentro de la economía, perjudican a la sociedad en su conjunto, ya que se manifiesta en la insuficiencia en términos alimenticios, sanitarios y culturales.

Ante estas características demográficas de los países en desarrollo, no faltan quienes auguran por el control directo de la natalidad en las zonas más pobres de estas naciones rezagadas económicamente.

Definitivamente, las preocupaciones alimenticias, sanitarias y culturales, dan lugar a la paupérrima educación profesional, dando como resultado una bajísima calificación de la mano de obra en estas naciones. Presentándose, de esta manera, en una limitación del crecimiento necesario para llegar al desarrollo deseado.

7. Escasez de Capital Físico. Es claro, sin dudas algunas, que este problema se presenta muy a menudo en los países en vías de desarrollo. Es sabido, además, que el mismo es una causa esencial, ya que sin el mismo se es casi imposible conseguir el desarrollo tan ansiado para sacar a la población de le mendicidad.

Es que, comúnmente, en estos países hay una laguna, difícil de eliminar en el corto plazo, de innovación tecnológica en base a nuevas fábricas y maquinarias modernas, conjuntamente con la falta de infraestructura a nivel nacional.

Entones, a la insuficiencia de capital para realizar las inversiones necesarias, se la suple con capital externo, o sea, ahorro de países extranjeros, generalmente desarrollados. Porque, en estos países con insuficientes niveles de ingreso, lo poco que cosechan lo gastan, lo consumen. Por ello, el ahorro interno es casi nulo, debiendo esperar que los inversores o especuladores del centro decidan llevar sus monedas hacía estos países.

Claramente, vemos que la dependencia pasa por varias aristas, donde en este caso, es financiera (inversiones extranjeras) y tecnológica (falta de innovaciones). La tecnología es adquirida en otras naciones, para incorporarlas al proceso productivo nacional.

8. Distribución de la Renta. La renta per cápita en las naciones menos favorecidas está lejos de alcanzar o acercarse a la de las potencias desarrolladas. Además, la distribución es mucho más desequilibrada, donde las desigualdades sobrepasan a las medias mundiales.

Es evidente, que con estas discrepancias a la hora de distribuir el ingreso o renta, conlleva a problemas sociales de diversas índoles. Es fehaciente exponer, que las divergencias llevan a distintos latrocinios dentro de una sociedad. Se expresa en común acuerdo, que la pobreza no es la causa de los delitos y depredaciones, porque allí donde existe pobreza extrema no existen ninguno de estas consecuencias. En cambio, donde persiste la desigualdad es donde las mismas se manifiestan constantemente.

En si, la falta de igualdad en la distribución genera continuamente vastos problemas sociales para la ciudadanía. Esto, va a demandar, para solucionarlo, mayores tasas de ahorro e inversión, pilares que faltan siempre.

9. Estructura Económica. No cabe dudas que todo lo dicho anteriormente terminará haciendo, en estos países tan golpeados, una estructura económica endeble de sobremanera. No resta decir, que los ocho nefastos puntos anteriores encuadran a las sociedades subdesarrolladas dentro de un marco totalmente frágil, que se puede romper en cualquier momento.

Este marco indiscutiblemente frágil, terminará contrastando la incertidumbre que suscitan en éstos países; conjuntamente con políticas sin un rumbo fijo, que se acomodan a las distintas coyunturas del momento; también, existen medidas económicas sin planificación a largo plazo, carentes de programas y planes acordes a sus posibilidades.

En claro, las carencias son muchas y de difícil solución pronta. Pues se deben aplicar políticas de estado, para que no sean abandonas al cambio de gobierno. Pero, a pesar de todo esto, las oportunidades son muchas, porque igualmente los países se levantan de los golpes duros que les propician las crisis internacionales; como es el caso de la Argentina y su crisis más grande: 2001.

Globalizaciòn y Capitalismo

Globalización y Capitalismo

1. Introducción

Quizá uno de los hechos económicos más polémicos en la actualidad, es este de la globalización, aunque muchos han tratado de definirla, el tema sigue en el aire, y ha sido un cuento de no acabar el tratar de encontrar, sus ventajas y desventajas, así como si es moralmente correcto o incorrecto. Cualquiera que se precie de estar al día, debe sacar por aquí y por allá la globalización.

Con respecto al Capitalismo, pues es un hecho, que la Globalización, es un sistema que surge del capitalismo, y es parte de él, podríamos decir que es "la misma gata pero revolcada". No podemos entender un sistema sin el otro.

El presente trabajo, tiene la finalidad de comprender un poco más este sistema "GLOBAL", por lo que primero debemos mostrar algo acerca del Capitalismo, para poder entender la Globalización. Si bien, no me detendré mucho en el Capitalismo, en la Globalización, haré muchas paradas para reflexionar acerca de puntos que no tienen gran auge económico, pero que moralmente, tienen una gran importancia, y muestran el lado humano, o mejor dicho inhumano de lo que muchos han llamado "El horror económico".

2. Capitalismo

Este es un sistema económico, basado en la propiedad privada de los medios de producción y la consiguiente diferenciación con respecto a ellos de dos grupos sociales opuestos, y en el hecho de que el proceso productivo procura una plusvalía que permite la acumulación y reproducción del capital.

Por una parte, pues, existe la división de la sociedad en dos clases, los proletarios de los medios de producción, que pueden ser individuos o sociedades, y los no poseedores de dichos medios, que se ven obligados a vender su fuerza de trabajo al poseedor – capitalista, quien la explota en beneficio propio; entre estas dos clases sociales se establecen unas relaciones de producción de terminadas por la estructura del proceso productivo. Con todo, este esquema no se da jamás en estado puro, pues con dichas dos clases coexisten otros grupos sociales, como pequeños propietarios, miembros de las profesiones liberales, campesinos que no emplean mano de obra ajena, etc.

Por otra parte, para que el capital se convierta en elemento predominante del proceso de producción y pueda hablarse de capitalismo es necesario que el capitalista pueda comprar en el mercado la fuerza de trabajo que necesita como si fuera otra mercancía cualquiera, de manera que pueda apropiarse de una parte del trabajo asalariado sin pagarla y asegurar con ese excedente el desarrollo del propio capital y del capital en general, considerado en cuanto propiedad social de los capitalistas. El mecanismo que pone en marcha y rige el funcionamiento de la estructura capitalista es el de los precios fijados libremente en el mercado. Esencialmente el capitalismo se identifica con la economía de mercado, sujeta al juego libre, el empresario capitalista no puede hacer otra cosa que buscar la maximización del beneficio propio, el cual dependerá de sus costes de producción y de los precios del mercado.

Si las decisiones de los distintos empresarios coinciden, se produce el equilibrio de la oferta y la demanda; en caso contrario, se tenderá, mediante una rectificación de los precios, a la vuelta a ese equilibrio. Cuando este mecanismo falla, surgen las crisis de sobre producción, por exceso de la oferte, o la inflación, por exceso de la oferta, o la inflación por exceso de la demanda. Es cierto que, a partir de este esquema fundamental, el capitalismo admite retoques y correctivos que lo atenúen o maticen, pero esas modificaciones, generalmente exigidas por fallos internos del sistema y realizadas con el fin de asegurar su supervivencia, chocan en el fondo con la lógica interna del capitalismo.

El Capitalismo, surge históricamente, como sistema social, posterior al feudalismo, y por tanto , a la esclavitud. En estos dos sistemas anteriores, se producía también un excedente económico, fruto del trabajo, del que se beneficiaba la clase dirigente, pero no se reinvertía en un proceso creador de nuevos excedentes, capaces de asegurar la acumulación y reproducción sistemáticas del capital, que es el rasgo típico del capitalismo. Éste se desprendió del feudalismo, y de la servidumbre a través de un proceso largo y complejo que significó la transformación de multitud de artesanos y pequeños capitalistas en contra de los señores feudales. Japón y Prusia serían un ejemplo del primer caso; Inglaterra y Francia del segundo. Este proceso se verificó, de todos modos, en dos fases: en la primera el pequeño productor consiguió su emancipación de las cargas feudales que pesaban sobre él, y en la segunda fue separado de la propiedad de los medios de producción para convertirse en un asalariado sujeto a un capitalista.

La acumulación de grandes capitales, que se sumaron a los obtenidos anteriormente en el comercio, en un número reducido de manos hizo que se pudiesen aplicar las innovaciones técnicas surgidas durante el siglo XVIII. Fue entonces cuando apareció el capitalismo industrial, como prolongación y en remplazamiento del capitalismo comercial dominante desde los siglos XI y XII, y comenzó a informar la vida de las sociedades más avanzadas.

La revolución industrial, que venía ya gestándose desde el Siglo XVI, aunque no alcanzara su plenitud hasta fines del SVIII, transformó los procesos productivos, transfiriéndolos del hogar o el taller artesano a la fábrica y convirtiendo el trabajo manual, en mecánico, y exigió la aportación laboral de un número cada vez más elevado de obreros. Este capitalismo industrial inicial, era altamente competitivo, porque las empresas, de propiedad individual, eran pequeñas y numerosas en cada sector y, por tanto ninguna de ellas tenía por sí sola poder suficiente para intervenir decisivamente en el mercado. Sin embargo, la rápida acumulación de capital, unido a los frutos inmediatos de la revolución tecnológica, que se había operado, hoza que el proceso de crecimiento de las unidades económicas fuese cada vez más acelerado. La consiguiente concentración se tradujo en las instituciones bancarias y en las grandes sociedades anónimas. La consecuencia fue una sensible disminución del nivel de competencia y la aparición en distintos sectores de mercados oligopolistas y monopolistas dominados por pocas empresas o por una sola, las cuales podían de esta manera aumentar sus beneficios recurriendo a diversos métodos, como adopción y control de patentes, repartición de territorios en exclusiva, fijación arbitraria de precios, etc. En suma, todo cooperó a hacer que sufriera un gran bajón el nivel de competencia típico del primitivo capitalismo industrial. Por otra parte a finales del siglo XIX las grandes potencias industriales, movidas por el deseo de conquistar mercados y fuentes de primeras materias cada vez más amplios, se repartieron los territorios de África colonial.

En esta misma época fue también notoria la expansión de Gran Bretaña en Extremo y Medio Oriente y, junto con Alemania, en China, Alemania, por su parte, proyectó sus intereses sobre el Este europeo, mientras que EE.UU. prevalecía en Iberoamérica, y en el Pacífico. De esta manera las grandes metrópolis llegaron a regir económica y aun políticamente la mayor parte del mundo. No obstante, las sucesivas crisis económicas del sistema capitalista, en particular la Gran Depresión de los años treinta, y las dos guerras mundiales, comprometieron el desarrollo del capitalismo y contribuyeron a que el Estado fuera aumentando cada vez más su intervención y sus mecanismos de control en la vida económica de las grandes naciones capitalistas. Esto dio lugar, por un lado, a que ciertos métodos, como la planificación, que por limitar la autonomía de decisión de la empresa privada parecían propios sólo del socialismo, fueran introducidos en muchos países capitalistas y por otro lado, a que aparecieran en estos mismos países fenómenos de vinculación y colusión entre la administración pública y los sectores dominantes del capitalismo privado, característicos de lo que se ha dado en llamar capitalismo monopolista de Estado.

Este conjunto de hechos, ligados al factor determinante del alto nivel de desarrollo tecnológico capitalista, ha hecho posible el innegable crecimiento del capitalismo y su capacidad de substituir con menos oscilaciones y crisis que en otros tiempos, aunque tampoco puede negarse que el sistema capitalista mundial se halla sometido en su pase presente a una doble y constante polarización crítica definida por el binomio inflación/recesión. En otro terreno, el establecimiento del socialismo en vastas porciones del mundo, ha comprometido en cierto modo la validez del capitalismo como sistema "natural" y "único" de organización económico – social.

Con esto damos por terminado esta parte, ya hemos hablado de que es y como surgió el capitalismo. Haciendo énfasis en que es un sistema basado en la libre inversión de capitales, que además abre la brecha entre pobres y ricos.

3. Globalización

¿Qué es eso?, francamente no es fácil definirlo, pero hace algunos años hemos empezado a utilizar este término, para explicar o tratar de explicar una serie de fenómenos que se ha suscitado sobre todo a partir de la caída del comunismo como sistema económico y como ideología política. La globalización está a la base del nuevo orden internacional, de los tratados de libre comercio, de los nuevos bloques económicos y de los mercados comunes.

Hoy día el debate acerca de la "globalidad", acapara miles de espacios. Se trata de un futuro y un fenómeno compartido por el género humano. La integración de países y regiones a nivel mundial ha traído múltiples efectos, de los cuales los negativos son los más notables. Crisis financieras se expanden por todo el mundo, con consecuencias funestas para las economías reales: empobrecimiento, desempleo, marginación…

En este tema, pueden entrar en conflicto muchos interesas, ya que tanto la parte económica, como la parte moral se entrometen, ambas tratando de defender su punto de vista, la pregunta que queda en el aire sería ¿Qué pretende la globalización?

Según Víctor Flores Olea, la globalización debe reorientarse a favor del genero humano, además dice que esta idea no es la quimera de unos cuantos académicos y profesores, sino que es ya el debate a nivel de los grandes centros de poder, puesto que finalmente, los efectos tarde o temprano alcanzarán a todos.

De aquí, surgen temas y preguntas tales como ¿qué pueden hacer entonces los Estados nacionales?, ¿Cómo, cuándo y quiénes pueden redireccionar la globalización?, ¿Qué está pasando con la sociedad en los distintos países?.

El mismo Flores Olea dice que los efectos perversos de la globalización son el fracaso de una manera de pensar, de escuelas teóricas que al implementarse no cumplieron sus promesas, porque la "ortodoxia neoliberal", es una doctrina técnica e ideológica capacitada sólo para aplicar sus propios postulados, pero incapacitada para hacer autocorrecciones críticas – teóricas. Agrega que la expansión del sistema de producción y de intercambios es algo inherente al sistema capitalista desde sus inicio, pero en los últimos veinte o veinticinco años, cobra actualidad y vigencia y sufre un cambio cualitativo, un cambio de naturaleza, que es lo que hoy se conoce con el nombre de Globalización.

Flores Olea, afirma que una de las situaciones que ha propiciado, tanto la Globalización, como las crisis, es la Informática y la electrónica, ya que permiten hacer cambios, redireccionar, reinvertir y hacer movimientos de capital con una velocidad absolutamente extraordinaria, tal vez imposible hace unos cuantos años. Y no solamente eso, sino que se ha automatizado los movimientos del capital, es decir, actualmente se programan las computadoras para indicar que si en tales acciones se llega a un cierto punto, automáticamente la computadora suelte las inversiones que hay y las mande a otro destino.

Estamos viviendo un mundo extraordinariamente informatizado y con un control extraordinario del fenómeno por parte de las inversiones financieras, mucho más que de las inversiones propiamente productivas del capital. Se ha dicho con razón que la globalización es mucho más modesta en el aspecto de las inversiones productivas, que se siguen dando de una manera muy importante a nivel nacional y también ciertamente a los niveles regionales, es decir, con la creación agrupaciones económicas como la Unión Europea, el TLC, el Mercosur, la APEC, etcétera.

Pero el hecho de que el fenómeno económico de la globalización esté determinado esencialmente por el capital financiero y no por el capital productivo está originando desajustes, crisis, inestabilidades, verdaderamente increíbles en prácticamente todas las regiones del mundo.

En los países de donde salen los capitales en una horas, en unos días, en una semana - ya sea por desconfianza o por disminución de la rentabilidad- hay verdaderas crisis y dificultades económicas muy profundas que se traducen en pérdida de riqueza real, en desempleo. Hay también recortes presupuestales de los gastos gubernamentales y en primer término de aquellos gastos orientados a la cuestión social, es decir, todo este movimiento financiero, que es especulativo, afecta profundamente los niveles de vida, los poderes adquisitivos, la riqueza real de las naciones, etcétera.

Si a lo anterior añadimos que el fenómeno de la globalización en sus últimos 20 años de desarrollo ha originado concentraciones de capital y al mismo tiempo marginación, pobreza, desempleo, a niveles difícilmente concebibles antes, entonces nos damos cuenta que no estamos haciendo una globalización que esté realmente resolviendo los problemas de la sociedad humana, sino en muchas ocasiones, por el contrario, agravándolos de una manera dramática.

También es importante decir que los efectos desastrosos de empobrecimiento, de desigualdad de riquezas y de oportunidades en el interior de los países, están reorientando las fuerzas políticas en una dirección nueva.

Once países de la Unión Europea hoy están en manos de las democracias socialistas o de alianzas donde los socialistas tienen un peso específico. Todo esto ha creando nuevas condiciones políticas para la reconversión y encontramos junto a esto una gran cantidad de organismos sociales y ciudadanos que se están movilizando en el mundo entero pidiendo una corrección fundamental del modelo económico de la globalización neoliberal.

También es muy importante subrayar la importancia del aspecto nacional en estos procesos políticos, efectivamente el sistema económico del capitalismo es unitario y parecería que los Estados nacionales tradicionales, fragmentados, lo reciben simplemente como un mandato de Dios, o como un destino que no buscaron, sino que se les aplica de una manera indefectible, como el destino griego. Pero el hecho es que son los Estados nacionales los que han estado asumiendo estas políticas y han propugnado, han predicado y han publicitado la necesidad y las maravillas salvadoras de la incorporación a la economía globalizada.

En México eso lo hemos visto en varios sexenios: "¡No hay otra salida para el país que abrirnos al exterior, que desregular las inversiones extranjeras, que adelgazar al Estado!", es decir, devaluar lo público para privilegiar lo privado.

El momento nacional de las decisiones de esta composición, ciertamente global, es fundamental y no puede subestimarse y creo que empiezan a surgir corrientes tanto internacionales, como nacionales, que perciben que este tipo de globalización que se ha impuesto es profundamente destructora de la sociedad.

Entonces, definitivamente, el proceso de globalización, que no sólo es económico, aunque ha sido lo dominante, sino que tiene aspectos en la comunicación, en la informática, en la cultura, etcétera, debe sufrir una profunda corrección, es decir, debe haber una globalización democrática, una globalización de la solidaridad, en donde los objetivos no sean la mayor acumulación de capital en el menor tiempo posible, que sería la definición apropiada de una "economía de casino", de una economía especulativa, sino buscar en la economía soluciones para el

desarrollo social y humano de todos los pueblos, que en el fondo ha sido la preocupación real central de los grandes economistas de siempre, es decir, una preocupación moral y no mecánica. Es decir, la economía al servicio del desarrollo, de

las necesidades humanas, de las necesidades sociales y no simplemente de los requerimientos abstractos de la acumulación

desenfrenada del capital.

Harry Gayner, economista candidato al premio Nobel, nos propone una teoría llamada Positivismo Económico, en la cual nos propone las siguientes premisas, que llenan el espacio de la teoría de los economistas dominantes, llamada Economía de mercado.

a.Un ser humano revestido de valores.

b.Una familia fuerte, respetuosa y amorosa que es el sostén del estado.

c.Un medio social positivo

d.Una mejor distribución de la riqueza productiva y tributaria

e.La descentralización económica y política

f.Una democracia auténtica y una nueva relación entre el estado – gobierno y la sociedad civil, erradicando la corrupción sistematizada, organizada y metódica.

g.El sagrado derecho a la vida y a los bienes

h.Lideres idóneos en lo social

Después de haber dado un panorama de diversos ecónomos ahora, veremos el lado moral, dado por Monseñor Felipe Aguirre Franco, Obispo de Tuxtla, quien nos habla acerca de este tema, y sus connotaciones religiosas.

Como un hecho que tiene que ver con las relaciones internacionales en el orden económico, la Iglesia se ha interesado en todo momento de realidades, que se engloban justamente porque encierran ciertos denominadores comunes que tienen que ver con las finanzas y los fenómenos de la producción y de la distribución de las riqueza en estos fines del siglo. Ya Juan Pablo II en la Centessimus Annus señalaba cómo es prácticamente imposible hoy en día que las naciones resuelvan sus problemas encerrándose en sus solas posibilidades de desarrollo. Y en el reciente Sínodo de América, los representantes del episcopado del Continente, tocaron el tema. Sabemos que un Obispo americano le hizo el feo y dijo, no sin razón, que la famosa globalización no era un concepto cristiano.

En el mensaje de la Paz de este año, el Santo Padre puntualiza algunos aspectos del asunto con consideraciones de tipo moral. En primer lugar cuestiona un fenómeno cuyas consecuencias no pueden todavía prever y cuya bondad no se puede dar por supuesta. ¿ Se podrán beneficiar todos finalmente de un mercado global? ¿ Tendrán todos finalmente la posibilidad de gozar de la paz ? Propone en seguida la centralidad de la persona humana, que tiene que estar a la base de todo proyecto de desarrollo y progreso, finalmente pone a la globalización el correctivo de la solidaridad, el desafío - dice - consiste en asegurar una globalización en la solidaridad, una globalización sin dejar a nadie al margen.

Juan Pablo II sabe perfectamente que, detrás de la globalización está el fantasma del capitalismo salvaje; el ardid de los dueños del dinero, poderoso caballero; el espejismo del mercado, una sutil forma de marginación y un nuevo sistema de esclavizantes dependencias económicas.

Los Obispos americanos, desde el estrecho Behring hasta la Punta del Fuego, han hecho una valoración más precisa de la globalización económica, reconociendo de entrada las consecuencias positivas que entraña desde el punto de vista de la eficacia y del incremento de la producción. Señalan, sin embargo, con conocimiento de causa, los efectos negativos que ya se perciben; la absolutización de la economía, la falta de trabajo, el deterioro de algunos servicios públicos, la destrucción de la naturaleza, el incremento de la brecha entre ricos y pobres y la competencia desleal entre las naciones. Sólo desde el punto de vista moral de la dignidad de cada persona, podrá ser criterio válido que permita afrontar en la globalización, lo relativo a la deuda externa, evitar la corrupción política y la marginación de naciones y grupos sociales.

Si el fenómeno de la globalización se entendiera en un sentido moral y solidario, debería ciertamente propiciar la negociación de la deuda externa dando ventajas a los países pobres, y debería también buscar la forma como estas mismas naciones lograran la competitividad en el mercado internacional. Si el objetivo de la globalización es verdaderamente no dejar a nadie al margen, entonces se requieren importantes inversiones sociales por parte de las instancias económicas mundiales para que se abata la miseria y la pobreza externa.

En el recién Sínodo de América, fue interesante y curioso a la vez que los Obispos Latinoamericanos y los Obispos Norteamericanos hicieran causa común sabiendo de antemano que nuestros países están endeudados sobre todo con los Estados Unidos y con las instituciones internacionales que ellos manejan para controlar el mercado mundial. Todos los Obispos secundaron la petición del Papa para que expertos en el orden económico mundial y miembros del Consejo Pontificio Justicia et Pax se reúnan para analizar y buscar soluciones, así como la otra ya citada para que la deuda externa se condene o al menos se reduzca con ocasión del Jubileo del 2000. Hacia el fin del siglo y del Milenio, las relaciones internacionales se ven condicionadas sobre todo por factores de orden económico, y por eso la Paz requiere de una ética económica que regule esos procesos. Hoy no hace falta que un país invada a otro con una ocupación militar para atentar contra su soberanía, hay nuevas y sutiles formas de imperialismo a través de las fuerzas tan importantes y decisivas del campo económico.

El Santo Padre exhorta a los Jefes de Estado y a los Responsables de las Naciones a fin de que los ordenamientos que ellos dan puedan ser para los ciudadanos garantía de la justicia y estímulo para un crecimiento de la conciencia civil, y a los cristianos a comportarnos según la justicia y a vivir en paz con todos, porque Jesús no da simplemente su paz, nos da su paz acompañada de su justicia.

4. Conclusiones

La globalización, es sólo un proceso que se deriva del capitalismo, y este se impone de los mas fuertes a los mas débiles, creando que el mundo se vuelva uno en creencias, en moneda, y en costumbres, eliminando la identidad nacional, particular de cada país. Además hace que la brecha entre pobres y ricos se haga mas grande.

Tenemos la capacidad de obtener bienes, pero que tan cierto es que son para nuestro beneficio, todo esto hace que la globalización crezca, y llegue hasta niveles en los que nos coma por completo. Queda también el descubrir que pretende y que medios utiliza este sistema, incógnitas que se han resuelto tan sólo parcialmente.

Después de este amplio panorama de estos sistemas económicos, podemos llegar a la conclusión, de que no tenemos un sistema económico, que llene todas nuestras necesidades. A final de cuentas, las preguntas siguen abiertas, y la esperanza de la humanidad de un sistema que resuelva todos sus problemas sigue en pie, y quién sabe, quizá algún día llegará pero lo importante es, ¿Será el sistema perfecto?…

Subdesarrollo y Globalizacion

El Subdesarrollo y la Globalización

En esta sección, que da fin a la primera parte del trabajo, nos encargaremos en explicar las relaciones que han tenido en estas últimas décadas la globalización y el subdesarrollo. Donde, muchos balbucean, que ésta perjudico atrozmente a las naciones, empujándolas, un poco más, al vació.

En este caso, primeramente debemos definir lo que es Globalización para nosotros. A la sazón, podemos definirla como el proceso que logra que las distintas economías nacionales se puedan unifiquen definitivamente en los mercados mundiales; entendido como proceso que integran los mercados a uno solo.

Sin embargo, esto tiene un gran peligro: es que hace a las economías más dependientes, unas de otras, de los mercados internacionales de bienes, servicios, factores de la producción, capital físico y financiero. Aquí, es preciso exponer cuatro causas que le dan sustento al proceso globalizador, siendo estas las aperturas en distintos niveles:

Apertura de los Mercados de Bienes y Servicios: ésta, es la oportunidad de que los consumidores y productores puedan elegir entre los distintos bienes y servicios interiores y extranjeros;

Apertura de los Mercados Financieros: en este caso, la oportunidad radica en que los inversores financieros opten por los activos nacionales o extranjeros;

Apertura de los Mercados de Factores: esta apertura, tiene la peculiaridad de que los productores decidan si realizar su producción donde ellos quieran, y de que los trabajadores elijan la posibilidad de trabajar en su nación o emigren y lo hagan en otra; y

Autopista de la Información: es que la revolución de las comunicaciones y de la informática han conectado dos cuestiones básicas comúnmente divididas: el espacio con el tiempo.

Aclarado esto, es preciso, ahora, conceptualizar al subdesarrollo. Como es sabido, los conceptos de desarrollo y subdesarrollo, hacen referencia a la distancia marcada entre los niveles de vida elevados que alcanzan unos (desarrollados) y los niveles de vida indignos que suscitan a otros (subdesarrollados).

Así, podemos definir, primero, al Desarrollo como el proceso de crecimiento de una economía, a lo largo del cual se aplican nuevas y mejores tecnologías, con mejoras sociales que dan como resultado una mejor distribución de la riqueza y del ingreso, agregándole al país unas democráticas y sólidas instituciones y una cultura desarrollada.

En sentido opuesto, es preciso puntualizar al Subdesarrollo como la situación en la que se encuentran los países menos avanzados económicamente, caracterizados por, sobre todo, una estructura económica endeble, con distintos rasgos que limitan que el crecimiento económico, cuando este acude a ellos, sea acaparado por todos los habitantes, donde carecen de instituciones y culturas consistentes.

Queda en extenso saber, que los países menos favorecidos desde el punto de vista económico, tiene ciertas características (nombradas en la sección primera) que tienen como consecuencias esenciales, los siguientes puntos básicos:

Bajo nivel de Ingreso por habitante;

Altos índices de Analfabetismo;

Endeble estructura Sanitaria;

Ahorro prácticamente nulo;

Incremental Desempleo;

Bajos niveles Culturales; y

Crecientes problemas Sociales.

Ahora si, una vez que se expuso todo los anterior, solo resta explicar brevemente las consecuencias que venido teniendo la globalización en las naciones menos desarrolladas. Tarea no menos ardua, pues se ha criticado desde todos los ámbitos a este proceso unificador, pues se considera causante de muchos males en estos países. Quizás, sea la mejor excusa para tapar las realidades que rodean a cada patria, con sus posibles corruptelas y desorganizaciones que han llevado a éstas a los últimos lugares del mundo.

Consideremos, que la globalización sí ha tenido cierto efecto sobre los países menos desarrollados, efectos que para algunos son beneficiosos y para otros perjudiciales. Ahora, separemos en dos a estos y comentemos un poco de cada uno.

Beneficios de la Globalización: según varios autores, los beneficios son muchos, entre los cuales suelen nombrar los siguientes:

Ganancias del comercio;

Mayor cantidad de bienes y servicios a disposición de los ciudadanos;

Aumento de las exportaciones;

Especialización en la producción;

Migraciones;

Obtención de préstamos;

Intercambio de activos de riesgo;

Intercambio tecnológico y científico; e

Intercambio de conocimientos.

Perjuicios de la globalización: otros autores, auguran sobre como se han perjudicado las economías menos desarrolladas en este proceso integrados:

Economía mundial más turbulenta;

Aumento irrestricto de las importaciones;

Mayor incertidumbre financiera;

Pérdida de competitividad;

Polarización de la renta;

Desempleo;

Las decisiones las toman los países ricos;

Enriquece mas a los que mas tienen;

Dependencia económica;

Deterioro del medio ambiente; y

Escasez de recursos energéticos;

Claro está, que cabría que poner en la balanza todos los beneficios de un lado y todos los perjuicios del otro, y así ver en que medida la globalización fue o no maliciosa para el conjunto de los países menos favorecidos o en desarrollo. Pero, el análisis de cada uno de estos temas conllevaría lo que busca realmente este trabajo que estamos exponiendo. Entonces, quedaría para otro momento.

Siguiendo la línea de esta elaboración escrita, vemos que son muchos tanto los beneficios como los perjuicios. No estamos en condiciones de decir que pesa más, pero hay algo que es seguro: los beneficios son muy importantes.

Para terminar la primera parte del trabajo, solo nos restaría decir que la globalización ha influido sobremanera sobre los países en vías de desarrollo. Les cambio la existencia a muchos ciudadanos, para bien o para mal, y les abrió las puertas para alcanzar el tan ansiado desarrollo económico, con instituciones democráticas sólidas y con la modernidad cultural.