viernes, 4 de julio de 2008

Crisis Ambiental

1. LA COMPLEJIDAD AMBIENTAL Y LA CRISIS ECOLÓGICA

"La crisis ambiental es la crisis de nuestro tiempo. El riesgo ecológico cuestiona al conocimiento del mundo. Esta crisis se nos presenta como un límite en lo real que significa y reorienta el curso de la historia: límite del crecimiento económico y poblacional; límite de los desequilibrios ecológicos y de las capacidades de sustentación de la vida; límite de la pobreza y la desigualdad social. Pero también crisis del pensamiento occidental: de la "determinación metafísica" que al pensar el ser como ente, abrió la vía a la racionalidad científica e instrumental que produjo la modernidad como un orden cosificado y fragmentado, como formas de dominio y control sobre el mundo. Por ello, la crisis ambiental es sobre todo un problema del conocimiento, lo que lleva a repensar el ser del mundo complejo, a entender sus vías de complejización, para desde allí abrir nuevas vías del saber en el sentido de la reconstrucción y la reapropiación del mundo" (Leff 2000:7-8)


"La crisis ambiental, entendida como crisis de civilización, no podría encontrar una solución por la vía de la racionalidad teórica e instrumental que construye y destruye al mundo. Aprehender la complejidad ambiental implica un proceso de desconstrucción y reconstrucción del pensamiento; remite a sus orígenes, a la comprensión de sus causas, a ver los "errores" de la historia que arraigaron en certidumbres sobre el mundo con falsos fundamentos; a descubrir y reavivar el ser de la complejidad que quedó en el "olvido" con la escisión entre el ser y el ente (Platón), del sujeto y el objeto (Descartes), para aprehender al mundo cosificándolo, objetivándolo, homogeneizándolo. Esta racionalidad dominante descubre la complejidad desde sus límites, desde su negatividad, desde la alienación y la incertidumbre de un mundo economizado, arrastrado por un proceso incontrolable e insustentable de producción"

La hermeneútica ambiental no es una exégesis de textos en búsqueda de los precursores del saber ambiental, sino una mirada situada desde la complejidad ambiental- entendida como expresión de la crisis de civilización-, desde donde se desentrañan los orígenes y las causas de esa crisis, y desde donde se proyecta un pensamiento (de la complejidad) para la reconstrucción del mundo. La hermeneútica abre los sentidos bloqueados por el hermetismo de la razón"

Desde esa crítica radical de las causas de la crisis ambiental en las formas de conocimiento del mundo, se proyecta un futuro abierto, a partir de la diferenciación de los sentidos del discurso ambientalista. Esta reconstrucción social se funda en un nuevo saber, a partir de la pregunta por los orígenes de esta racionalidad en crisis, por el conocimiento del mundo que ha sustentado la construcción de un mundo insustentable"

"La crisis ambiental problematiza el pensamiento metafísico y la racionalidad científica, abriendo nuevas vías de transformación del conocimiento a través del diálogo e hibridación de saberes. En el saber ambiental fluye la savia epistémica que reconstituye las formas del ser y del pensar para aprehender la complejidad ambiental" (Leff, Ibid: 8-9).

"La problemática ambiental, más que una crisis ecológica, es un cuestionamiento del pensamiento y del entendimiento, de la ontología y de la epistemología con las que la civilización occidental ha comprendido el ser, los entes y las cosas; de la ciencia y la razón tecnológica con las que ha sido dominada la naturaleza y economizado el mundo moderno" (Leff, Ibid: 11)

"En este sentido, la solución de la crisis ambiental- crisis global y planetaria -, no podrá darse sólo por la vía de una gestión racional de la naturaleza y del riesgo del cambio global. La crisis ambiental nos lleva a interrogar al conocimiento del mundo, a cuestionar ese proyecto que anuncia un futuro común, negando el límite, el tiempo, la historia; la diferencia, la diversidad, la otredad. La crisis ambiental es un cuestionamiento sobre la naturaleza de la naturaleza y el ser en el mundo, desde la flecha del tiempo y la entropía como leyes de la materia y la vida, desde la muerte como ley límite en la cultura que constituyen el orden simbólico, del poder y del saber (Leff, Ibid:11).

"La crisis ambiental es el resultado del desconocimiento de la ley (entropía), que ha desencadenado en el imaginario economicista una "manía de crecimiento", de una producción sin límites. La crisis ambiental anuncia el límite de tal proyecto. Pero justamente por ello, su solución no podría basarse en el refinamiento del proyecto científico y epistemológico que han fundado el desastre ecológico, la alienación del hombre y el desconocimiento del mundo. De allí emerge un proyecto de desconstrucción de la lógica unitaria, de la búsqueda de la verdad absoluta, del pensamiento unidimensional, de la ciencia objetiva; del crecimiento del conocimiento, del control creciente del mundo, del dominio de la naturaleza y de la gestión racional del ambiente. La complejidad ambiental es una nueva comprensión del mundo, incorporando el límite del conocimiento y la incompletitud del ser. Implica saber que la incertidumbre, el caos y el riesgo son al mismo tiempo efecto de la aplicación del conocimiento que pretendía anularlos, y condición intrínseca del ser y el saber" (Leff, Ibid: 13).

"La complejidad ambiental abre una nueva reflexión sobre la naturaleza del ser, del saber y del conocer: sobre la hibridación de conocimientos en la interdisciplinariedad y la transdisciplanariedad; sobre el diálogo de saberes y la inserción de la subjetividad, los valores y los intereses en la toma de decisiones y en las estrategias de apropiación de la naturaleza. Pero también cuestiona las formas en que los valores permean el conocimiento del mundo, abriendo un espacio para el encuentro entre lo racional y lo moral, entre la racionalidad formal y la racionalidad sustantiva" (Leff, Ibid: 13)

"En este sentido, aprender a aprender la complejidad ambiental implica una revolución del pensamiento, un cambio de mentalidad, una transformación del conocimiento y las prácticas educativas, para construir un nuevo saber y una nueva racionalidad que orienten la construcción de un mundo de sustentabilidad, de equidad, de democracia. Es un re-conocimiento del mundo que habitamos" (Leff, Ibid: 14)

2. Emergencia de la complejidad
a) La complejización de lo real

“La complejización de la materia es una complejización de lo real: el entrelazamiento del orden físico, biológico y cultural, la hibridación entre la economía, la tecnología, la vida y lo simbólico. Esta complejización de lo real no resulta de la aplicación de una visión holística a un mundo que siempre ha sido complejo, pero cuya complejidad fue invisible para los paradigmas disciplinarios. Lo real en sí se ha complejizado. Más allá de la auto-organización de la materia (del paso del mundo cósmico a la organización viviente y al orden simbólico), la materia se ha complejizado por la re-flexión del conocimiento del mundo sobre lo real. El conocimiento ha pasado del entendimiento de las cosas a una intervención sobre lo real que ha culminado en la tecnologización y la economización del mundo…”

“Lo real siempre fue complejo; las estructuras disipativas siempre existieron y son más reales que los procesos reversibles y en equilibrio. Pero la ciencia simplificadora al desconocer lo real, construyó una economía mecanicista y una racionalidad tecnológica que negaron los potenciales de la naturaleza; las aplicaciones del conocimiento fraccionado. Del pensamiento unidimensional, de la tecnología productivista, aceleraron la degradación entrópica del planeta, complejizando la complejidad ambiental por el efecto de sus sinergias negativas” (Leff, Ibid: 29-30)

b) La complejización del conocimiento

…”La crisis ambiental es la primera crisis del mundo real producida por el desconocimiento del conocimiento; desde la concepción del mundo y el dominio de la naturaleza que generan la falsa certidumbre de un crecimiento económico sin límites, hasta la racionalidad instrumental y tecnológica como su causa eficiente” (Leff, Ibid: 31)

“La crisis ecológica ha ido acompañada por la emergencia del pensamiento de la complejidad, la teoría de sistemas, la teoría del caos y las estructuras disipativas. El fraccionamiento del cuerpo de las ciencias se enfrenta a la complejidad del mundo planteando la necesidad de construir un pensamiento holístico reintegrador de las partes fragmentadas del conocimiento para la retotalización de un mundo globalizado; los paradigmas interdisciplinarios y la transdisciplinariedad del conocimiento surgen como antídotos a la división del conocimiento generado por la ciencia moderna” (Leff, Ibid:31)

Desde el campo de externalidad de la racionalidad modernizante; desde los núcleos del conocimiento que han configurado a los paradigmas de las ciencias, sus objetos de conocimiento y sus métodos; desde las márgenes del logocentrismo, emerge un nuevo saber, marcado por la diferencia. Éste no es la retotalización del conocimiento a partir de la conjunción interdisciplinaria de los paradigmas actuales. Por el contrario, es un saber que, desde la falta de conocimiento de las ciencias problematiza a sus paradigmas científicos para “ambientalizar” el conocimiento. (Leff, Ibid:32)

En ese sentido, más allá de las teorías omnicomprensivas, transdisciplinarias y totalizantes, que se postulan desde los avances del conocimiento (la teoría general de sistemas, la ecología generalizada, el método estructuralista), el saber ambiental viene fertilizando diversos campos del conocimiento: economía ecológica, economía ambiental, antropología cultural y ecológica, salud ambiental, urbanismo ecológico. Al mismo tiempo, se abre un diálogo de saberes y una hibridación entre ciencias, tecnologías y saberes populares que atraviesan el discurso y las políticas del desarrollo sustentable” (Leff, Ibid: 32)

c) La complejización de la producción.

“La hegemonía homogeneizante del mercado como razón última del progreso se enlazó con la unificación del logos, la superespecialización de la ciencia y la eficiencia tecnológica. El fraccionamiento del conocimiento en sus aplicaciones prácticas para el dominio de la naturaleza indujo así la interrupción de la complejidad ecosistémica para la apropiación discreta de los recursos naturales como materia prima y objetos de trabajo” (Leff, Ibid: 33)

“La complejidad ambiental en el orden de la producción implica internalizar sus “externalidades” no económicas. Pero ese proyecto no podría lograrse mediante la economización de esos órdenes (naturales, culturales) negados por la economía, es decir, mediante la recodificación económica y la mercantilización de la naturaleza. La complejidad ambiental implica el reconocimiento del ambiente como un potencial productivo, fundado en la capacidad productiva de valores de uso naturales que generan los procesos ecológicos; de la productividad tecnológica como organización del conocimiento para un proceso sustentable de producción; de la productividad cultural que emerge de la creatividad, innovación y organización social, fundada no sólo en criterios productivos, sino en los procesos simbólicos que dan significación y conducen las formas de conocimiento y las prácticas de uso de la naturaleza; de los mecanismos de solidaridad social y de los sentidos existenciales que definen identidades culturales diversas y estrategias múltiples de aprovechamiento sustentable de los recursos naturales” (Leff, Ibid: 34)

“En ese sentido, la complejización de la producción implica la desconstrucción del logos globalizador del mercado, de la comprensión mecanicista de los equilibrios macroeconómicos y los factores productivos, de la ley del valor que ha desconocido a la naturaleza y a la cultura. La productividad de la complejidad ambiental emerge de la articulación de la naturaleza, la tecnología y la cultura, de la sinergia de procesos de diferentes órdenes materiales y gnoseológicos. En este sentido, la productividad ecotecnológica está guiada por los principios de racionalidad ambiental” (Leff, Ibid: 34)

“La sustentabilidad implica alcanzar un equilibrio entre la tendencia hacia la muerte entrópica del planeta, generada por la racionalidad del crecimiento económico, y la construcción de una productividad neguentrópica basada ene l proceso fotosintético, en la organización de la vida y en la creatividad humana” (Leff, Ibid: 35)

d) La complejización del tiempo

“El saber ambiental abre un nuevo campo de nexos interdisciplinarios entre las ciencias y un diálogo de saberes; es la hibridación entre una ciencia objetivadora y un saber que condensa los sentidos que han fraguado en el ser a través del tiempo. La complejidad reabre la reflexión sobre el tiempo en lo real – la flecha del tiempo- (Prigogine) y en ser (Heidegger). Es en este sentido que el saber ambiental es entrecruzamiento de tiempos; de los tiempos cósmicos, físicos y biológicos, pero también de los tiempos que han configurado las concepciones y teorías sobre el mundo, y las cosmovisiones de las diversas culturas a través de la historia”

e) La complejización de las identidades

“La actualización del ser frente a la complejidad ambiental, plantea el problema de la identidad. No se trata tan sólo de repensar el principio de la identidad formal –que afirma la mismidad del ser- frente a diversidad que anuncia la diversidad y la pluralidad. La identidad en la perspectiva de la complejidad ambiental implica dar un salto fuera de la lógica formal, para pensar un mundo conformado por una diversidad de identidades, que constituyen formas diferenciadas del ser y entrañan los sentidos colectivos de los pueblos. En ese sentido, el saber y pensar desde la identidad resiste y enfrenta la imposición de un pensar interno sobre su propio ser –desde las etnociencias, el conocimiento científico y los procesos de etnobioprospección como apropiación del ser de los pueblos (de sus saberes) desde la lógica de la globalización ecológico-económica (Leff, Ibd: 37)

“…La configuración de las identidades y del ser en la complejidad se da como el posicionamiento del individuo y de un pueblo en el mundo; en la construcción de un saber que orienta estrategias de apropiación de la naturaleza y la construcción de mundos de vida diversos.

Y es en esta relación del ser y el pensar que toma sentido pleno el principio de identidad como un proceso de construcción social en el saber (más que en la idea de un saber personal que incorpora la subjetividad del ser cognoscente dentro de su conocimiento). Es desde la identidad que se plantea el diálogo de saberes en la complejidad ambiental como la apertura desde el ser constituido por su historia, hacia lo inédito, lo impensado, hacia una utopía arraigada en el ser y en lo real, construida desde los potenciales de la naturaleza y los sentidos de la cultura”

“Las identidades en la complejidad se constituyen en el sistema de diferencias y antagonismos por la apropiación de la naturaleza a que remite el discurso de la sustentabilidad: de la sustentabilidad como marca de una le límite y como la fecundidad que generan las inercias de la complejidad ambiental. Ello abre el encuentro de las identificaciones de los sujetos sociales con diferentes discursos de la sustentabilidad; pero también la construcción de actores sociales en las vías de la complejización óntica, epistemológica y productiva del ambiente, transgrede al discurso dominante del desarrollo sustentable”.

“En la perspectiva de la complejidad ambiental, las identidades se constituyen en un proceso de reapropiación del mundo. El mundo globalizado, no sólo implica un proceso de mestizajes culturales, sino la reconstrucción de la identidad fuera de todo esencialismo que remita a una raíz inmutable y a una cultura sin historia. La identidad en la complejidad ambiental conlleva un sentido reconstitutivo del ser colectivo, que a partir de un origen y una tradición se configuran frente a las estrategias de poder de la globalización económica-ecológica a través de formas de resistencia cultural; pero también como estrategias de construcción de una nueva realidad social imbricada con las condiciones de la naturaleza (lo real) y los sentidos de la cultura (lo simbólico) “

“La reconfiguración de las identidades en la complejidad ambiental lleva a interrogar los puntos de asentamiento del ser colectivo en un territorio y de anclaje en la cultura; a mirar su resistencia y permanencia en el tiempo; a preguntarnos sobre esas formas de identidad, que sin dejar de ser y llamarse desde su origen constitutivo (étnico nacional, religioso) – ser judío, tzeltal o kosovar- se complejiza en un proceso de mestizajes étnicos y de mutaciones culturales, para constituir identidades inéditas, que se van conformando a través de estrategias de poder para arraigar en un territorio y para apropiarse un mundo”

“En el juego democrático y en el espacio de la complejidad, la identidad no es sólo la reafirmación del uno en la tolerancia a los demás; es la reconstitución del ser por la introyección de la otredad- la alteridad, la diferencia, la diversidad- , en la hibridación de la naturaleza y la cultura, a través de un diálogo de saberes. Este es el sentido del juego dialógico: la apertura a la complejización de uno mismo en el encuentro con los otros lleva a comprende la identidad como conservación de lo uno y lo mismo en la incorporación de lo otro en un proceso de complejización en el que las identidades sedentarias se vuelven transhumantes, híbridas, virtuales” (Leff, ibid: 37-40).

f) La complejización de las interpretaciones

“Frente al conocimiento objetivizante, a la verdad fundada sobre los hechos duros de la realidad y el saber como dominación de la naturaleza, la hermeneútica abre los caminos de los sentidos del discurso ambientalista. El ambiente aparece así como un campo heterogéneo y conflictivo en el que se confrontan saberes e intereses diferenciados, y se abren las perspectivas del desarrollo sustentable desde la diversidad cultural.
“En su crítica al proyecto epistemológico positivista que busca la verdad como adecuación entre el concepto y la realidad, la hermeneútica abre una multiplicidad de sentidos en la interpretación de lo real. No es el abandono de la verdad, sino una dislocación de su sentido: de la verdad como adecuación del concepto a lo real preexistente, se abre la construcción del mundo movilizado por la verdad como causa, del deseo que abre al ser hacia el infinito, lo inédito, lo que aún no es. De una verdad que se forjará en la pulsión por decirse y hacerse, en la necesidad de decir lo indecible, que transitará por el pensamiento, el saber y la acción, y a la que siempre le faltará la palabra para decir su verdad final, definitiva y total.” (Leff, ibid:41)


















Textos seleccionados por Hugo Romero, con fines docentes, de Enrique Leff (coordinador), 2000, La Complejidad Ambiental, Siglo XXI Editores, México.

No hay comentarios: